domingo, 29 de marzo de 2009

Capítulo 1


A mediados de semana santa los padres de Adriana tuvieron la ocurrencia de volver a Madrid. Me invadió una gran tristeza tener que separarme de ella tan repentinamente. Todos los planes del fin de semana habían quedado destruidos. Adri y yo nos conocemos desde el comienzo de nuestra adolescencia. La distancia que nos separa nunca fue un impedimento para nuestra amistad. Yo vivía en un pequeño pueblo de Extremadura, mientras que ella, solo acudía ciertos fines de semana y durante las vacaciones escolares. Adriana siempre me pareció un modelo a seguir. Ella siempre tan increíblemente despreocupada, atenta y cariñosa. En ocasiones la caracteriza un toque aniñado dentro de su madurez que hace que la quiera todavía más, si cabe. Con lágrimas en los ojos, lágrimas que, muy a mi pesar, en cada despedida se escapaban a mis intentos de ocultarlas, dejé marchar a mi gran amiga con la promesa de disfrutar de aquellos últimos días de vacaciones. Así que finalmente decidí bajar al campo con todos mis amigos a festejar el buen día que hacía. Compramos comida y bebida y pusimos rumbo al Canal. El Canal era el lugar donde nos juntábamos los jóvenes en fiestas cuando íbamos a comer al campo. Es una parcela presidida por una fuente, La Fuente de Cristal, que recogía el agua de un manantial que no se secaba nunca, la llamaban de cristal por la transparencia de sus aguas y por tan fría que llegaba, tanto que te cortaba la garganta, como un cristal.
Era un día espléndido. El sol bañaba los campos con su reflejo dorado y nos permitía desprendernos de las chaquetas. El comienzo de la primavera se podía apreciar en los dulces olores y los llamativos colores de las flores que comenzaban a cubrir los parajes que nos rodeaban.
-Carol, no te rayes y diviértete, sabes que Adri volverá enseguida.
-Si, pero tú te vas mañana- le respondí a Sara que no dejaba de intentar alegrarme.
-Pues por eso, porque me voy mañana. Motivo suficiente para que este día sea memorable.
-Tienes razón. Anda, vamos a decirle a Joni que ponga algo de música en su coche. Esto está muy apagado, parece que está decayendo la fiesta.
Aquel día bajamos al campo personas de todas edades y grupos. Como el mío es un pueblo pequeño todos nos conocíamos y solíamos llevarnos bien. Así que nos encontrábamos todos revueltos aunque cada uno tuviera bebida y comida en un lugar a parte. Una especie de chiringuitos improvisados para los días que venía mas gente al pueblo en fiestas. Joni era mayor que yo un año. Entre nosotros existía una amistad especial, más que amigos siempre parecimos hermanos.
Así el día se paso volando entre bailes, risas y reencuentros con las personas que habían venido a disfrutar de la semana santa.
-Jonathan, está empezando ha hacer frío ¿me puedes llevar a casa?
-Claro pequeña, bébete un cubata y siéntate al lado del fuego que nos vamos en cinco minutos.
-Sabes que no suelo beber y en un rato ya me he bebido dos- le dije cuando me sirvió una copa.
-Aquí el único que no puede beber soy yo que tengo que conducir.
A penas eran las diez de la noche y mucha gente se había subido a casa. Todos se iban a duchar y arreglar para salir por la noche. Los pocos que allí seguíamos, disfrutando de la fiesta, estábamos reunidos alrededor de la hoguera. Seríamos unos treinta de distintas edades, entre chicos y chicas. Algunos contaban chistes, otros cantaban y bailaban. La mayoría embriagados del alcohol y la diversión reían aunque, y es lo más probable, nadie hubiera dicho nada gracioso y los demás hablaban animadamente con los que tenían más cerca. Había unos bancos improvisados con el tronco de algunos árboles, pero preferí ir a un lugar un poco alejado ya que no me apetecía demasiado estar tan cerca del ruido y lo demás, quería evadirme un poco y relajarme. Escogí sentarme en el suelo, cerca de la hoguera hacía demasiado calor.
-Perdona, ¿está libre este sitio?- quedé extrañada. Me sonaba la cara de aquel chico pero las dos copas que había tomado no me ayudaban demasiado a recordar.
-Si claro, el suelo es de todos.- le comenté sonriendo a lo que el me respondió con una sonrisa tan perfecta que logró cautivarme desde el primer momento. Era un chico moreno, con el pelo revuelto a causa de estar todo el día fuera, supuse, y tenía unos ojos verdes, casi trasparentes que a penas pude distinguir por culpa de la falta de luz.
-Muy graciosa, me refería a si había alguien sentado aquí.
-¡Ah! ¡Con que era eso! No te preocupes, puedes sentarte- le dije con una sonrisa y me guiñó un ojo a modo de agradecimiento- Perdona ¿nos conocemos?- Creo que si le hubiera conocido jamás hubiera olvidado sus labios dejando entrever unos dientes perfectamente alineados, una risita tan dulce como aquella.
-¿Eres Carolina verdad? El pueblo no es tan grande.
Los pitidos de un coche me interrumpieron nada más abrir la boca para contestar.
-¡Carol! ¿Te subo ya a casa princesa?- llegó inoportunamente Joni, y Sara que parecía salir de la nada me arrastró hasta el coche.
Me fui con el recuerdo de su sonrisa reflejada en mis ojos. Me impresionó mucho, y me acusé de no haberme fijado antes en aquel muchacho. Una vez me paré a pensar recordé que no le había preguntado su nombre. Sabía quien era, le recordaba vagamente, de alguna fiesta quizá. Estaba muy confusa. Seguramente le habría visto mil veces con sus amigos, pero jamás había tenido oportunidad de hablar con él. Ahora no sabía como preguntarle a mis amigos respecto a ese chico. Intenté buscar excusas para preguntarlas, al menos para conocer algo de él. Pero finalmente lo dejé por imposible. Habría que esperar a verlo de nuevo.
La espera me trastornaba y me confundía, acostumbrarda a tenerlo todo al alcance de mi mano, cuando llegaba algo difícil me superaba, para mi las cosas eran fáciles, cualquier cosa es fácil hasta que de repente todo da un vuelvo inesperado y te das cuenta de que la felicidad es efímera y los sentimientos cambian. Ahí es dónde aprendes a ver que tu vida perfecta en la bola de cristal puede destruirse en cualquier momento. Pero saqué fuerzas de donde pude para aguantar sin hacer preguntas, no quería que me las hiciesen a mi y mis amigas comenzaran a hacer comentarios y a sacar conclusiones equivocadas. Jamás me gustaron los chismorreos, pero es lo que tiene ser de un pueblo, todos se enteran de todo y tu estás en la boca de ellos como cualquiera, da igual que sea verdad o mentira, cualquier cosa, ya puede ser la mayor tontería del mundo, sale a la luz.

Sinopsis


Carolina, a sus diecisiete años de edad se ve envuelta en una espiral de sucesos que acaba conduciendola a una depresión. Carol, como miles de adolescentes por todo el planeta, no sabe muy bien cual es su lugar en el mundo. Ella es una chica sencilla de un pequeño pueblo perdido por la Siberia Extremeña, ve como la relación de sus padres se va a pique mientras que cada vez ella se ve más lejos de sus amigos.El suspiro del amor, una relación que se destroza y un curso que está por acabar, todo ello se transforma en una inmensa tristeza que se apodera de su corazón.

viernes, 20 de marzo de 2009

Hola a todos

Aquí estoy una vez más para presentar algo más perteneciente a Solo escribir.
A partir de ahora parte de la novela Encerrada en Olvido será colgada aquí, para todo el que desee leerla esta será su oportunidad.
Por lo demás y como siempre os animo a participar en el concurso que anuncio en mi web.
A continuación os dejo mi gran cantidad de direcciones, como siempre deciros que el correo electrónico vía e-mail es el que más utilizo, pero lo demás lo miro cada día también así que no es muy difícil contactar conmigo.

Me msn/e-mail: solo.escribir@hotmail.com
Tuenti: Patricia Soloescribir
*Youtube: SoloEscribir

*Problemita con el youtube que algunos no me encontráis. En la barra donde está el botón de buscar a la izquierda pone inicio, videos, canales, comunidad. Pinchar Canales y despues en la barra de búsqueda poner SoloEscribir.